Te pasas la vida recitando sonetos y hablando de la brevedad de la existencia y de la profundidad del espíritu, intentando explicar La Montaña Mágica para trajinarte a una tía, y en esas llega aquí, el bailarín, le echa una sonrisa y dos pasos de baile, y sin abrir la boca te friega bien fregado. Se la lleva con el chichi hecho agua de limón.
Arturo Pérez-Reverte
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